Cuando
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En nuestra mente recordamos
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Y nuestra imaginación contempla
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Entramos al templo
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Que Dios ordenó al Pueblo de Israel dejar atrás la labor en el Egipto para ir al desierto a servirle. Así, nosotros reservamos un tiempo para dedicarlo solo a Dios.
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El sacerdote entra en procesión hacia el altar
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El éxodo y el paso del Pueblo de Israel por el mar rojo. Nosotros mismos somos ese pueblo en éxodo hacia la tierra prometida
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El sacerdote besa el altar
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La piedra donde Cristo fue depositado luego de ser bajado de la cruz; y al mismo Cristo, que fue altar de su propio sacrificio al Padre
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El sacerdote saluda “La paz esté con vosotros”
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La aparición de Cristo resucitado ante los apóstoles que estaban reunidos a puerta cerrada; y la paz que luego los apóstoles transmitieron a las comunidades cristianas
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Respondemos “y con tu espíritu”
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Que el sacerdote actúa en persona de Cristo.
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Reconocemos nuestros pecados
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Nuestros constantes fallos y caídas de cada día, y que debemos repudiar firmemente, en consideración a tan excelso misterio del cual esperamos participar.
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Alabamos a Dios
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El cielo al que nos acercamos cada vez que vamos a misa, donde nuestra alegría y plena felicidad será unirnos al coro angélico en las alabanzas a Dios
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Escuchamos la primera lectura
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La maravillosa providencia de Dios que primero dispuso revelarse al pueblo elegido, en vista de nuestra salvación
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Escuchamos el salmo
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Los ecos de la alabanza del Pueblo de Israel en el Templo de Jerusalén, y las esperanzas que se cumplieron en Jesús, el Hijo de David
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Escuchamos la segunda lectura
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La realización de las promesas de la antigua Alianza, en la primera comunidad cristiana
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Nos preparamos para acoger el evangelio
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A millones de mártires cristianos que han muerto con estas palabras en sus labios: “por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro”.
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Escuchamos la lectura del evangelio
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Que el ministro ordenado es “otro Cristo” que actualiza para nosotros las palabras de Jesús en el evangelio.
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Escuchamos el sermón
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Que todos podemos leer y comprender la Biblia, pero la Iglesia conserva la facultad exclusiva de interpretar pública y auténticamente la Escritura, a través de sus ministros.
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Oramos el Credo
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Los millones de cristianos que no pueden decir en voz alta estas palabras; y si nosotros mismos seríamos capaces de pronunciarlas con una pistola apuntada a nuestra cabeza
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Oramos por nuestras intenciones
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La oración del justo tiene mucho poder, y ese poder se encuentra a nuestro alcance, gracias a la intercesión de la Iglesia
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Se presentan las ofrendas al altar
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La grandiosa generosidad de Dios, que nos permite participar en su alabanza a través de pequeños sacrificios, exclusivamente por nuestro propio bien
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Decimos “El Señor reciba de tus manos este sacrificio…”
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Que el núcleo de la misa es un sacrificio, como lo hacían los antiguos sacerdotes; y que Dios no necesita nada de nosotros, y a pesar de eso nos permite ofrecerle lo poco que tenemos; y la intercesión del sacerdote a nombre de la Iglesia.
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El sacerdote nos dice “Levantemos el corazón”
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A los cristianos en las catacumbas de Roma, que usaban esta fórmula como un llamado al ánimo y alegría, para celebrar a pesar de las terribles persecuciones en su contra.
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Respondemos “Lo tenemos levantado hacia el Señor”
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Que en este valle de lágrimas, la única fuente verdadera y firme de alegría es el Señor.
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El sacerdote nos dice “Demos gracias al Señor nuestro Dios”
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El motivo central de esta reunión. Todas las cosas por las que debemos agradecer.
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Respondemos “Es justo y necesario”, y el sacerdote recita el prefacio
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Cuando decimos “es justo y necesario”, no sabemos lo que decimos, por nuestra limitada perspectiva de la realidad. Cada vez la Iglesia debe recordarnos la realidad y profundidad de la salvación obrada por NSJC y como eso se actualiza en cada misa
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Cantamos “Santo Santo Santo es el Señor, toda la tierra está llena de su gloria”
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En Isaías 6,3 leemos que los ángeles en el cielo cantaban ante el trono de Dios con estas palabras, en tiempos del profeta (S.VIII a.C.), y todavía están cantando lo mismo cuando San Juan recibió una visión del cielo en el S. I, según leemos en el Apocalipsis. Estamos entrando en una visión del Cielo.
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Cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”
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Nos preparamos a ver y recibir a Cristo, según él mismo lo predijo.
Porque les digo que desde ahora en adelante no Me verán más hasta que digan: ‘bendito aquel que viene en el nombre del Señor”
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Ni siquiera intentaré hablar de lo que ocurre durante la consagración y la plegaria eucarística Non sumus digni |
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Oramos el Padrenuestro
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La bondad de Dios que nos permite reunirnos como hermanos de un mismo padre.
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Respondemos “Tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por siempre, Señor”
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El poder de Dios, a quien están sometidas todas las cosas, incluso el poder político.
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Oración de la paz
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Solo en Dios podemos encontrar verdadera paz y unidad, ante la vorágine de actividades que nos propone el mundo, la paz que nos dejó NSJC
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Decimos “Cordero de Dios”
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Solo en él podemos encontrar el perdón de nuestros pecados, la reconciliación con Dios y en definitiva la auténtica paz.
Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.»
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El sacerdote dice “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”
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Con estas palabras, Juan Bautista, el último y más grande de los sacerdotes de Israel, presentó a Jesús al Pueblo; y así el sacerdote nos presenta a Cristo bajo las formas eucarísticas, para que lo reconozcamos por quien es.
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Decimos “Señor, no soy digno de que entres en mi casa…
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Las palabras del centurión romano, que a pesar de no ser del Pueblo Elegido, reconoció a Jesús. En él, nosotros mismo, que no somos judíos, acogemos al mesías de los judíos.
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Caminamos en procesión hacia la comunión
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Tomamos nuestro lugar en nuestro éxodo, que acaba en esa puerta al cielo, que es el presbiterio de la Iglesia.
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Despedida y envío
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Somos parte de una revolución que el mundo no puede tolerar. Hemos recibido la fuerza y las órdenes para llevar a cabo nuestra conspiración. Vamos a cumplir nuestra misión
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Nunca pensé en todo lo que significa cada parte de la Misa! Gracias por explicarlo!
¡De nada! Yo todavía estoy descubriendo nuevos sentidos.